La plaza

Cuando un municipio cuadruplica su población en tan sólo dos décadas, cabe esperar que su imagen experimente transformaciones profundas. Por eso, si alguien volviese a Alhaurín de la Torre después de una ausencia muy prolongada, quizá se sintiese desorientado entre amplias avenidas y bulevares profusamente arbolados, para acabar por preguntarse si no se habría equivocado de sitio. Pero es probable que tal impresión se desvaneciese al recalar en la recoleta plaza de San Sebastián, reconfortado por la visión del toldo del estanco La Plaza al que acaban convergiendo todas las miradas.

En esa esquina, la vida parece remansarse y los paseantes aminoran inadvertidamente su marcha para compartir unos minutos de charla con sus conciudadanos. El rumor de la fuente aquí situada ampara la discreción de las confidencias que éstos expresan a su vera y proporciona un contrapunto intemporal a la ciudad del crecimiento imparable.


Publicado en Diario SUR el 18/04/2021.

Puedes leer el original aquí